sábado, 14 de marzo de 2015

División de poderes


Gustavo Nigrelli
Por Gustavo Nigrelli


En el boxeo argentino reina tal división de promotores y ahora de organismos, que sus diferentes intereses creados superan a los deportivos. Eso genera desconcentración de esfuerzos hacia un mismo objetivo para enderezar el barco.
División de poderes
Foto: lagaceta.com.ar
En un pequeño episodio acontecido la semana pasada, se reflejó lo que es el boxeo actual: una lucha de intereses creados.

En lo que era una de las mejores programaciones del año –dentro de la escasez reinante- con la pelea de fondo entre El "Incho" Sosa y el tucumano "Bad Boy" Ruíz por el título argentino y latino supermosca OMB vacante, que se llevó a cabo en el Defensores de Villa Luján, San Miguel de Tucumán, la misma corrió peligro por una disputa legal.
A tal punto que la Comisión de Boxeo de Tucumán, con facultades de contralor del evento, hizo todo lo posible por frenarla, y hasta "deslindó responsabilidades", como si se tratara de una pelea sin equivalencias.
Sucede que el promotor de la misma, Osvaldo Rivero, que en este caso figuraba bajo el nombre de la empresa NEKANE SA -que al parecer es suya-, gestiona directamente con la Asociación Tucumana de Box, y no con la Comisión, motivo por el cual éste está "suspendido".
Suspendido por la Comisión Tucumana, quien emitió un comunicado sin aclarar el por qué de tal suspensión. ¿Tener atribuciones implica abusar caprichosamente de ellas? 
Y como tampoco tenía referencias de quién era la cabeza visible de NEKANE SA –o no les consta legalmente, aunque lo deben sospechar-, decidió eso de "deslindar responsabilidades", frase que remite a un cuestionamiento deportivo, y no a uno legal o económico como el que era, dado que el acontecido era  un claro caso de defensa de propios intereses creados, y no del boxeo o los boxeadores.
Comunicado de la Comisión Tucumana
Ningún artículo 10 de la FAB habla de "Espectáculos Públicos", ni tampoco el texto que figura en esta nota pertenece a parte alguna del reglamento FAB.
Tampoco el art. 11 FAB habla de "Las Licencias", como figura en la nota de la Comisión Tucumana. ¿Por qué reglamento se rigen?
Ahí está el punto. Tal parece que su credo no es el reglamento FAB, sino el de alguna otra entidad paralela, tal vez el WPC (sin predicamento institucional), o alguna otra que haya aparecido.
La pregunta es ¿por qué buscar una sede justo donde la Comisión Municipal se maneja con otra ley? ¿Y por qué una entidad con alcance legal y poder de fiscalización no se alinea con el organismo rector oficial (FAB) y lo hace con otro no representativo?
La primera pregunta tiene fácil respuesta: tiene que ver con el apoyo económico recibido -seguramente  gubernamental-, por tratarse de un púgil de la provincia como el tucumano Ruíz. Y fue la Gobernación precisamente, con poderes por sobre la Comisión, quien terminó avalando la velada.
La segunda, realmente no tiene respuesta.
Tampoco tienen demasiada credibilidad los "vistos" y "considerandos" del comunicado de la Comisión Tucumana, denunciando en los "vistos" a boxeadores sin licencia ni revisión médica, y en los "considerandos" citando artículos de una entidad que no es la FAB.
Es imposible que peleen púgiles sin licencia ni revisión médica en un evento televisado y patrocinado por la FAB, tan celosa de esas cuestiones, no tanto por rectitud, sino por razones legales, de llegar a ocurrir un accidente.
Cuando la FAB envía comunicados deslindando responsabilidades, es porque hay una pelea de alto riesgo, o inequivalente, que pone en peligro la salud de algún púgil.
Si alguien pelea sin permiso, o bajo la égida de otro  organismo no reconocido, no manda nada. Directamente se suspende al infractor por tal acción, sanción que se levanta ni bien el púgil se presenta a declarar.
Pero no se inventa, ni se interviene a nadie, menos si se trata de alguien de nivel, o con prestigio nacional.
Si habrá tenido importancia la pelea del viernes entre el Incho Sosa y el Bad Boy Ruíz, que el ganador -que fue Sosa, ajustada y discutiblemente- será retador mundialista a la corona supermosca OMB del japonés Naoya Inoue, el espectacular verdugo de Omar Narvaes, a quien venció por KO 2.
Y no extrañe que, atento a que el nipón debió operarse la mano derecha tras el combate –cosa que lo tendrá unos meses inactivo-, la OMB busque un monarca interino y ordene un choque entre Sosa y el propio Narvaes, en un duelo de compatriotas, dándole al Huracán la chance de recuperar su cetro aunque sea en forma interina.
Es decir, la pelea por la que se deslindaba responsabilidades tenía una repercusión mundial. Pero en el boxeo de hoy no importa eso. Importan más los negocios personales, los intereses creados, y ver quién la tiene más larga, que el boxeo en sí. Por eso estamos como estamos.

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